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    2018-10-25


    Las que vinieron después: un desencuentro y una batalla. Ensayos de una primera mirada poscolonial
    atem-25 de noviembre es un colectivo feminista que surge en los primeros años de los ochenta. Sus fundadoras son mujeres que en la década anterior militaron o tuvieron relación con agrupaciones sindicales o políticas vinculadas rotenone las nuevas izquierdas revolucionarias. Esta agrupación compartió sus primeros años de vida con algunas reediciones de los grupos feministas de los 70. De hecho, entre 1980 y 1982, exmilitantes de la ufa, militantes de la Organización Feminista Argentina (ex-mlf) y de atem, entre otras, compartieron la militancia en torno a la adquisición de la Patria Potestad Indistinta, entre otras actividades. Fueron años en los que la dictadura militar mostraba signos de desgaste, y comenzaban a gestarse, poco a poco, espacios para encuentros políticos. En materia de militancia feminista, fue una época de apertura, de aumento de militantes y de serias redefiniciones respecto del sentido de dicha militancia. Fueron años, como decíamos más arriba, definitorios para el desarrollo del feminismo argentino. En este periodo, atem se consolida, meritoriamente, como la agrupación que marcó la dirección de la agenda de la militancia feminista. Desde sus inicios —y hasta la actualidad—, tuvo y mantiene como uno de sus objetivos medulares impulsar el movimiento feminista local, propiciando la difusión de las distintas corrientes del feminismo internacional e impulsando debates al interior del feminismo local a partir de jornadas y encuentros sistemáticos. En el marco de estas tareas y objetivos, atem ha necesitado (re)componer una historia del feminismo en Argentina. Como cualquier movimiento social que intenta legitimarse, la indagación transgenealógica se torna perentoria, y, así, atem ha vuelto los ojos hacia el pasado, buscando reconocer o no los antecedentes, los compañeros de ruta y los adversarios en la lucha. A través de un análisis de la publicación de esta agrupación, Brujas, pueden verse con mayor claridad los signos, algunos más crípticos que otros, de un diálogo con el feminismo anterior, en el cual quedan expuestas las críticas y las posiciones que buscaron asumir estas nuevas militantes feministas de los 80. De hecho, Margarita Bellotti —una de las fundadoras de atem—, al calor de los primeros años y con la convicción de que era necesario redefinir el feminismo local, describió al feminismo anterior como burgués y apolítico, y, de alguna manera, también colonial. Por un lado, porque importó teoría feminista de los países centrales sin ánimos de operar apropiaciones heréticas, latinoamericanas, de ella, y, por otro, porque la negativa a presymptomatic screening considerar otras luchas, otros sistemas de opresión que actúan junto a la opresión de género, habían producido una representación parcial y elitista del universo de las mujeres. Dice Bellotti: Las atemas se supieron en un momento crucial del movimiento feminista, en el que también era posible y necesario abandonar el colonialismo de la importación de teorías envasadas para discutir sus presupuestos y avanzar en la construcción y el desarrollo de enfoques conceptuales propios. Afirmaban, que: Así es que buscaron, entonces, producir una nueva y propia definición de feminismo. Esta búsqueda se vio plasmada, con gran fuerza, en los primeros siete números de Brujas, que salieron a disposición de las lectoras/es entre 1982 y 1985. Los artículos centrales de este período —momento histórico en el que las atemas coinciden justamente en la militancia con algunas feministas de los 70— son reflexiones que podrían ser consideradas bajo el imperativo de brindar elementos teóricos para la construcción colectiva de una definición operativa de feminismo. En todos los casos, se sostuvo que el feminismo implicaba una lucha que cuestionara no sólo el sistema de opresión de las mujeres, sino también el capitalismo y la sociedad en su conjunto. Afirmaron, por ejemplo, que: “el feminismo es ser un movimiento revolucionario que cuestiona y propone transformar la sociedad patriarcal en todas sus instancias, desde la estructura económica y la relaciones sociales, hasta la ciencia, el arte, la tecnología y el conjunto de las estructuras de poder, desde el Estado a la familia y las relaciones interpersonales” (Brujas, año 1, núm. 3, p. 5).