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  • En esta investigaci n efectuada en cinco de los

    2018-10-25

    En esta investigación, efectuada en cinco de los principales periódicos que circularon en Zacatecas entre 1917 y 1931, se pueden observar los cambios que se produjeron en la vida de algunas mujeres con la entrada en la modernidad (porque esos cambios no alcanzaron purchase PLX4720 todas; las condiciones materiales y culturales de la mayoría eran desventajosas). Las que pudieron ingresar en nuevos ámbitos de la vida pública, como la prensa, lograron desde ahí publicar sus escritos, se hicieron visibles a través de las imágenes, y se abrieron para ellas nuevos caminos gracias a la prensa y la publicidad. Entrar en ese campo les permitió a la larga: “aprender y desarrollar nuevos conocimientos, aptitudes y habilidades” (Lagarde, 2014, p. XXII). Sin embargo, hay que considerar que estos espacios fueron producto de la modernidad y de la cultura urbanay llegaron solo a pequeños grupos de mujeres citadinas. Aparentemente, la prensa fue un espacio de opinión y crítica abierta; quizá lo fue para los hombres (y tampoco para todos); lo fue para quienes ostentaban el poder tanto económico como político y cultural. Por su parte, las mujeres quedaron atrapadas en el espacio de la publicidad, cuyo objetivo fue la venta, en este caso, de una imagen de mujer moderna, fina, ilustrada de ser posible, sin olvidar su fin primordial de madresposa, cuidadosa de su familia, utilizando para ese cuidado, las mercancías que ofrecía la publicidad: polvo para una dentadura blanca, diversos medicamentos para la salud, jabones perfumados y lociones para sentirse fresca, cremas para mejorar la piel y verse más bella, en fin, diversos productos de cosmética que se difundían a través de este medio, perpetuando la idea de que para ellas lo más importante era el cuerpo, la belleza física, sin considerar prioritariamente sus méritos o su intelecto, con lo cual se puede decir que este proceso no nos condujo a las zacatecanas a “la construcción de nuevas identidades, ni de alternativas sociales o políticas” (Lagarde, 2014, p. XII). A partir de entonces, la belleza femenina, el cuerpo principalmente, se convirtió en un objeto que sería ampliamente explotado por la publicidad posterior, a través de otros medios, como hoy lo es la televisión. Así, se puede considerar que prensa y publicidad fueron aleccionadoras de las nuevas generaciones de hombres y mujeres, y promotoras de estereotipos femeninos mediante los cuales se reciclaba la idea de la mujer ideal para los otros; faltaba mucho tiempo para que las zacatecanas pudieran transitar hacia la modificación de las actitudes y mentalidades patriarcales (que incluyen a photic zone ambos géneros), transitar “a la construcción de una cultura desarticuladora de la opresión genérica con nuevas formas de ser y de convivir entre mujeres y hombres” (Lagarde, 2014, p. XXII). Desafortunadamente, los modelos establecidos desde principios del siglo XX son una de las tantas continuidades que no se ha logrado romper.
    Introducción Una declaración del grupo ultraconservador Pro-Vida del año 1989 proclamaba su compromiso por la defensa de los derechos humanos en México. Dentro del contexto de la condena a las relaciones homosexuales por antinaturales, antimexicanas y pecaminosas, clamaba que “no existe el derecho humano de pervertir y degradar a los demás” y que “tenemos el pleno derecho de defender nuestros valores éticos y culturales” (Comité Nacional Pro-Vida, A.C., 1991). Esta declaración, publicada en periódicos locales, formó parte de la reacción negativa en contra de los grupos mexicanos de lesbianas y homosexuales que organizaban la conferencia de la Asociación Lésbico-Gay Internacional (ILGA, por sus siglas en inglés en 1991, y conocida entre 1978 y 1986 como la Asociación Gay Internacional, IGA) a celebrarse en el verano de 1991 en Guadalajara, México. Los grupos de lesbianas y gays usaron también el discurso de los derechos humanos en sus esfuerzos organizativos. Por ejemplo, en una carta dirigida al presidente municipal de Guadalajara, los y las activistas escribieron: “Como hemos venido planteando ante Usted desde finales de 1989 en forma verbal y escrita, las lesbianas y los homosexuales —dentro de un marco de pluralidad, modernización, y solidaridad— tenemos derechos: a la reunión, a la seguridad pública, a la información, a la recreación, a la cultura” (Comité Organizador, Grupo Orgullo Homosexual de Liberación y Grupo Lésbico Patlatonalli, 1991). Como se observa en el lenguaje usado en esta cita, activistas lesbianas y gays se organizaron para ser anfitriones de la conferencia de la ILGA de 1991, lo cual dio como resultado un debate sobre el significado mismo de los derechos humanos.