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  • Mi discusi n gira alrededor de tres temas El

    2018-11-01

    Mi discusión gira alrededor de tres temas. El primero de ellos, siguiendo GSK J4 la teórica feminista Iris Young, es la lógica masculina de la protección a través de un dispositivo doble: el guerrero y el caballero. El mecanismo del guerrero inicia con una guerra que implica la defensa del territorio nacional, en nuestro caso particular la nación mexicana, por medio de un autoritarismo aguerrido. Le sigue el mecanismo del caballero que salvaguarda a las familias (Young 2003), en el caso que nos ocupa a las mexicanas y en especial a niñas y niños, de los peligros del crimen organizado, específicamente del narcotráfico. El segundo tema se centra en el análisis de la muerte pública; la de aquellos cuerpos que han sido aniquilados o abandonados en lotes baldíos, en áreas desérticas, en las calles o banquetas, y también en espacios públicos privados o privados públicos, i.e. bares, cantinas, restaurantes, billares, iglesias, etc., y, por supuesto, en el espacio privado por excelencia: los hogares. Estos cadáveres nos llaman la atención, de acuerdo con Baudrillard (1993), porque son del todo diferentes/opuestos a las muertes naturales y al deterioro biológico del cuerpo humano. En palabras breves, lo hacen porque son muertes artificiales, producto de “la voluntad del grupo” (Baudrillard 1993: 165), y esta voluntad ha sido, a su vez, producto de la construcción de un killable subject. Por último, analizo este mismo cadáver mediado por las desigualdades sociales y económicas que lo devalúan (Azaola 2012) y el discurso de las autoridades que lo convierten en símbolo de victoria. Estas pérdidas en vidas humanas son el intercambio simbólico de la muerte y una forma de dar y recibir (Baudrillard 1993) entre los diferentes actores de esta contienda: el Estado y la delincuencia organizada.
    La lógica masculina de la protección: de guerreros a caballeros Interpretar el Operativo Conjunto Chihuahua a través de la mediación del género cruza por la lógica de la protección del Estado masculino en la esfera de lo público. Iris Marion Young argumenta que este discurso está encuadrado en las relaciones de intercambio que se dan entre el hombre, jefe de familia, que protege de peligros, temores, amenazas, miedos, asechanzas, etc., a la mujer e infantes dentro de la esfera del ámbito doméstico. Esta vigilancia que ejerce el guardián sobre las y los miembros de su familia le reditúa la obediencia irrestricta por parte de la unidad familiar. Esta misma lógica de género también es aplicable entre quienes detentan el poder y quienes carecen de él. Vale para un estado masculino que protege a Inversion su ciudadanía en temas de seguridad pública y se corresponde con la dinámica patriarcal del Estado como sujeto masculino y autoritario que espera la obediencia irrestricta de la comunidad a la cual protege y salvaguarda. La política de seguridad de este Estado patriarcal se fundamenta en la construcción de la maldad de enemigo y en la defensa de las y los más indefensos: la familia y la niñez. El manejo político de la seguridad gravita alrededor de dos figuras, una de ellas muy visible, que es la autoritaria y guerrera, y una más sutil y poco evidente, la del gentil hombre caballeroso. Con todos estos elementos a su disposición, el Estado espera y obliga la sumisión y obediencia de la sociedad a cambio de la protección que le brinda (Young 2003). En el caso que nos ocupa, el Estado mexicano no hizo ningún acuerdo con la sociedad mexicana para militarizar la nación y derrotar al enemigo. No se habló de correspondencia, mucho menos de un trato entre Estado y sociedad para obedecer y recibir la anhelada protección y paz social. Así, la conducta de la jefatura patriarcal se extendió de forma unilateral desde la jefatura del Estado masculino hasta las jefaturas del estado de Chihuahua y el municipio de Ciudad Juárez, con dos imágenes clave: la del guerrero y la del caballero. La primera de ellas es la figura agresiva, autosuficiente y dominante del presidente Felipe Calderón, y las fuerzas militares y federales que acompañaron el operativo. Durante el Desayuno Conmemorativo del Día del Ejército, el 17 de febrero de 2007, el presidente señaló que: “México necesita hoy a sus soldados para garantizar la seguridad interior y la defensa en lo exterior de la Nación, para proteger sus instalaciones estratégicas, para salvaguardar la vida, el patrimonio y el futuro de los mexicanos” (Sala de prensa del gobierno federal 2007b). No obstante, pareciera que él no tomó en cuenta la paradójica situación que prevalece en el entorno exterior de nuestra nación: que Estados Unidos tampoco ha podido resolver el consumo y la prohibición de las drogas, y no tiene disposición alguna de lanzar un ataque frontal contra la delincuencia organizada en su territorio. Mucho menos plantea el tema de las drogas como un tema de seguridad pública. De hecho, el presidente Barack Obama ha expresado su insatisfacción con la guerra contra las drogas en su país, la cual debe verse desde un enfoque de “problema de salud pública” (Madison 2012).