Archives

  • 2018-07
  • 2018-10
  • 2018-11
  • 2019-04
  • 2019-05
  • 2019-06
  • 2019-07
  • 2019-08
  • 2019-09
  • 2019-10
  • 2019-11
  • 2019-12
  • 2020-01
  • 2020-02
  • 2020-03
  • 2020-04
  • 2020-05
  • 2020-06
  • 2020-07
  • 2020-08
  • 2020-09
  • 2020-10
  • 2020-11
  • 2020-12
  • 2021-01
  • 2021-02
  • 2021-03
  • 2021-04
  • 2021-05
  • 2021-06
  • 2021-07
  • 2021-08
  • 2021-09
  • 2021-10
  • 2021-11
  • 2021-12
  • 2022-01
  • 2022-02
  • 2022-03
  • 2022-04
  • 2022-05
  • 2022-06
  • 2022-07
  • 2022-08
  • 2022-09
  • 2022-10
  • 2022-11
  • 2022-12
  • 2023-01
  • 2023-02
  • 2023-03
  • 2023-04
  • 2023-05
  • 2023-07
  • 2023-08
  • 2023-09
  • 2023-10
  • 2023-11
  • 2023-12
  • 2024-01
  • 2024-02
  • 2024-03
  • 2024-04
  • Entonces si se suma la poblaci n

    2018-10-26

    Entonces, si se suma la población ocupada tanto en informalidad como en precariedad laboral resulta que en 2005 fueron cerca de treinta y siete millones y que en 2013 fueron un poco más de cuarenta y tres millones, representando de manera inusitada 85.4% y el 86.0%, respectivamente en cada año, de la PO. Con ello, se puede inferir que sólo alrededor del 15.0% de las personas que se ocuparon lo hicieron en un trabajo estable y formal, porcentaje que es menos de la mitad de los que cuentan con un empleo formal (Cuadro 1). En cuanto SB 431542 la manera de contar el desempleo, resulta que en la Población No Económicamente Activa (PNEA) se hace referencia a una parte de ésta como Disponible, esto es, son las “Personas que en la semana de referencia no trabajaron, ni tenían trabajo, ni buscaron activamente uno, por considerar que no tenían oportunidad para ello, pero tienen interés en trabajar” (inegi, 2014b), la importancia del hecho es que a estas personas no se le cuenta como desempleadas cuando objetivamente están en esa condición por lo que, y desde una visión no oficial, se les puede considerar como en desempleo disfrazado (Heath, 2013:90). Y es que contando a la pnea Disponible, como se hace en el cuadro 1, la población desocupada se incrementaría en poco más del triple en 2005 y dos y media veces más en 2013, mostrándose así la presencia lacerante del desempleo. En resumen hasta aquí, el tamaño de la informalidad y precariedad laboral, es resultado de la falta de empleo formal y digno y, consecuentemente, del desempleo, es una problemática de emergencia nacional producto de las condiciones estructurales de estancamiento de la economía mexicana, que se trata de ocultar y distorsionar con el manejo poco claro de los datos (Calva y Salazar, 2012).
    Informalidad y precariedad laboral en el Distrito Federal En este escenario nacional referido es en el que se enmarca la problemática del empleo, desempleo e informalidad laboral, en el Distrito Federal, así como de la emergencia de la economía de sobrevivencia. En ello, habrá que tener en cuenta estas cuestiones específicas: 1) que en las últimas tres décadas, su dinámica de crecimiento demográfico se ha detenido casi por completo; 2) que ha perdido jerarquía económica como centro dinámico y concentrador; 3) pero que aún así, es el espacio más representativo de la reestructuración de la economía mexicana y de su impacto laboral en el ámbito urbano y regional. Los datos del cuadro 2, muestran unas condiciones urbanas en las que, y como resultado de lo señalado en los dos primeros incisos del párrafo anterior, en el Distrito Federal la tasa de crecimiento de la PEA, la de PO y la del empleo formal, son muy bajas con respecto a Melting of DNA las nacionales en 2005-2013, pero en donde la tasa de PD llega a ser mucho mayor y se mantiene la relevancia de la informalidad y precariedad laboral. En el caso de la IL, su número de personas fue de un poco más de dos millones tanto en 2005 como en 2013, representando en ambos casos un poco más de la mitad de PO. De manera muy peculiar, se destaca que en el periodo 2005-2013 casi la totalidad de su crecimiento se debe a la ocupación fuera del SI, es decir, se manifiesta claramente que la población esta diversificando su actividad económica informal, comúnmente ligada a los hogares (en lo que se incluye el trabajo domestico remunerado y la agricultura de subsistencia o autoconsumo), dirigiéndose ahora a la informalidad laboral en actividades como el comercio fijo y ambulante en la vía pública y en empleos o contrataciones ejercidas vía empresas formales pero que no les evita la informalidad de su actividad, asimismo, en actividades agropecuarias del ámbito rural que siguen permaneciendo en el distrito Federal y que ya no son sólo de subsistencia o autoconsumo. La otra cara de esta diversificación laboral, como ya se describió en el caso nacional, es la población que laboró en condiciones precarias, ya que la PS, la POCC y la POP, en conjunto aumentaron cerca de 10.0% en el periodo, representando una cuarte parte del total de PO tanto en 2005 como en 2013 (cuadro 2). En otros términos, los datos de la PEA del Distrito Federal muestran que de su aumento en el periodo 2005-2013, 84.0% se logro emplear en alguna actividad, no obstante, si sumamos la que se empleo en informalidad como en precariedad laboral, resulta que en estas condiciones estaban tres cuartas partes de la PO en 2005 y en 2013. Haciendo elocuente la importancia que cada vez más ello tiene en la reproducción social de una gran cantidad de personas.